No me gusta mendigar te quieros.
Ni
muestras de cariño sincero.
Rogar con un gesto la caricia de tus
labios,
la cercanía de tu mano,
una mirada cómplice…
En la espera tambaleo,
ennegrezco y me distancio,
me acobardo, intento hablar pero callo.
Me contengo y entristezco.
Y, de repente, estallo, me sublevo.
Bésame Amor, bésame.
Dime sin que te pida
lo que a ojos reclama mi silencio.
(Formentera, 29/8/2016)