martes, 20 de enero de 2015

WAIKIKI . Capítulo nuevo.


En algún sitio he leído que cada día de nuestra vida es como una página en blanco y que deberíamos pensar al comenzar el día, que somos nosotros los únicos responsables de lo que escribimos en nuestro capítulo diario. A veces creo que es cierto. a veces me lo creo al cien por cien y me digo, "Mar, hoy vas a escribir un capítulo hermoso en tu vida". Como aquel día de verano, en aquella playa nudista adonde no llegaban los coches, con nombre de película, "Waikiki", cuando yo decidí que aquel pequeño paraíso iba a ser el paisaje donde transcurriría la historia que aquí os cuento.

Yo ya me iba, en paz, liviana, sin preocupaciones, sin prisas… Me sentía dichosa. Todo había ido maravillosmente bien. El encuentro casual con una amiga que me acercó en coche al ladito de donde salía el sendero que me llevaría a la playa; la espectacular visión de la playa desde arriba del acantilado; el esplendor del sol y el cielo de un magnífico día de verano; la comida perfecta bajo aquella sombra; mi cuerpo desnudo disfrutando del sol, de la arena, de la mar, nadando entre peces... Todo de diez. Entonces, cuando me disponía a subir la cuesta para llegar al camino, me percaté de que un chico estaba recogiendo algo del suelo y me acerqué a él para preguntarle qué hacía. Estaba limpiando la playa. Amaba aquella playa a la que volvía cada verano y donde se instalaba pra unos días. El chico era muy afable y abierto y hablaba por los codos, pero en ese momento no me molestó, me hizo gracia. Para mi sorpresa, a los cinco o diez minutos máximo me estaba invitando la noche allí y disfrutar de la experiencia de dormir a la intemperie, rodeada de naturaleza, bajo las estrellas  y a la orilla del mar, y disfrutar de la puesta de sol y del amanecer en ese paraíso. Él iba a hacer vivac, yo nunca lo había hecho, ni sola ni con nadie, y mucho menos con un desconocido.  Rechacé la invitación, ya volvía para Barcelona al día siguiente y esa noche tenía pagada una habitación en el pueblo de Altafulla.Y, sin embargo, el gusanillo de la curiosidad, empezó a dar señales de vida al poco de despedirme y empezar el camino de regreso. 

En la hora que estuve caminando hasta el pueblo donde me hospedaba, reconsideré la invitación, observé, sopesé… decidí. Decidí ir. La vida me ofrecía la oportunidad de vivir a cielo raso, el anochecer, la noche, el amanecer, en una de las playas más hermosas que jamás había visitado. ¿No había deseado alguna vez vivir esa experiencia? ¡Pues ahí estaba! Claro que si pensaba en que aquel chico era un completo desconocido, que hablaba tantísimo y que no  parecía muy normal… Pero, ¿qué tenía que temer? ¿Por qué tenía que salir mal? Aquel capítulo de mi vida auguraba un buen final. Los peces que me habían rodeado mientras me bañaba eran, seguro, un buen  augurio /presagio. Tenía que hablar con casa para decirles que me quedaba un día más, conseguir un saco y un polar para la noche  y algo de comida.

Al día siguiente volví al atardecer, después de realizada la compra en la ciudad más próxima, Tarragona. Aún no se había puesto el sol. Cuando me vio llegar, se quedó boquiabierto; confesó que no me esperaba. Después de saludarlo, le dejé muy claro, clarísimo, que no quería nada con él, que no era mi tipo y que simplemente aceptaba su oferta porque era algo que siempre había querido hacer, dormir bajo un cielo estrellado en una playa, algo a lo que probablemente nunca me hubiera atrevido si no me hubieran invitado.  No tenía que pasar nada malo, pero por si acaso lo previne:

̶  Al mínimo intento de propasarte, cojo una piedra y te mato.

No tenía porque salir mal… tenía cara de buena persona… yo merecía esa experiencia anhelada, bella y maravillosa. Así que me desnudé tranquila y me fui a dar el primer baño del anochecer. Él dijo que me iba a pescar la cena; a lo que respondí que no esperase que yo limpiaría el pescado, y que yo ya llevaba cena. Quedaban en la playa unas diez personas y la vida se abría paso cargada de ilusiones.




jueves, 15 de enero de 2015

ESTE JUEVES UN RELATO: ESCRITURA CREATIVA



TRAS EL ORIGEN


En esta convocatoria Mª José, nos invita a escribir un relato partiendo de un título dado, a escoger entre dos, un comienzo inspirador (también da dos opciones) y cinco palabras (a escoger entre 10). Lo escogido está en este relato resaltado en rojo.

   Juró que no olvidaría y supo que la iban a matar prácticamente al mismo tiempo.  "¡Qué gilipollez! Si me matan olvidaré todo en el mismo instante de morir. Sí o sí." Pensó y sonrió levemente pues también los labios le dolían. La verdad, nunca había creído que hubiera nada después de la muerte.

   En aquel tenderete que era el cuarto de Jonathan,  traficante o, mejor, falsificante de coca, pues aquello de coca tenía bien poco, ya tuvo un mal presentimiento cuando vio el dibujo de un cuervo en su imaginación. A veces le ocurría; su acelerado cerebro hacía asociaciones, tenía visones que la sorprendían a ella misma. Cuando Jonathan le extendió las paperinas que ella  vendería  para Fin de Año, vio un cuervo sin verlo. De todas formas no tenía que ser adivina una, para intuir que se había metido en el epicentro de un huracán que se la llevaría a ella y a sus fantasmas al carajo. Porque Jonathan vendía perico, una mierda de coca adulterada y eso todos lo sabían, o casi todos, y más en el barrio, sí. Pero no lo sabía Álvaro Fuensanta de Martínez Urquijo, de los Fuensanta de Pedralbes, el grandísimo hijo de puta a quien se lo colocó como si fuera escama de la mejor. Álvaro cayó en la cuenta cuando él y tres chavales más de su grupo fueron ingresados el día de Año Nuevo con síntomas parecidos: hipertensión, pulso acelerado, convulsiones y amoratamientos de la piel...

   Los cuatro dieron con ella, la secuestraron y se la llevaron  a un garito asqueroso donde la maniataron a una cama y la violaron repetida y salvajemente el día de San  Valentín, ¡qué manda huevos! Y es que lo suyo tenía guasa. ¡El día de San Valentín!. Mientras el último bestia se corría dentro de ella, juró que no olvidaría jamás; ni sus caras, ni su torso perfumado pero sudoroso, ni sus pollas, ni el sabor de su semen... "Me van a matar", pensó... y luego pensó que cómo no iba olvidar una vez muerta muerta, que qué tonterías... Y en esas estaba, cuando una cosa le llevo a otra y se acordó de su madre y le dedicó sus últimos pensamientos.

   _  Mamá, ya ves, me muero. Me van a matar. ¿Por qué mami, por qué morir tan joven,
       a mi  edad? ¿Y por qué seguir viviendo? ¿Dónde me empecé a complicar la vida?
       ¿Cómo empezó todo? ¿Cuando dejé de estudiar o cuando me fui de casa? ¿Cuando 
       empecé a pasar perico para pagar el puto alquiler de la habítación? Siempre quisiste 
       más a mi hermana, ¿verdad? ¿Por qué no me abortaste mami? Ahí, ahí, empezó 
       todo. ¡Ojalá no hubiera nacido! ¿De qué ha servido todo? Tanto sufrir para al 
      final morirme aquí, a manos de esta mierda de niñatos... Mamá, oye, mira, ¿lo ves?
     ¿ves a ese cuervo que estoy viendo yo?