Déjala dormir, no la despiertes.
Contempla su sonrisa.
Mira, está soñando.
Son verdes los campos,
de una alegría verde.
Y son blancas las margaritas
que los colman.
Y ella, niña feliz gira y gira,
vuela su falda,
brazos sus alas.
Y gira, gira y gira,
y vuela.
Déjala dormir, no la despiertes.
Contempla su sonrisa.
Mira,
está soñando.
La niña dichosa
tendida en el prado,
queda y satisfecha ,
nombra las nubes:
perro, oso, caballo
vuelan despacio por el cielo.
No la despiertes ahora.
Déjala soñar.
No vaya a perder su sonrisa.
Mejor ámala en silencio.
Y mi sombra, por los rayos de la luna proyectada, era una sola con la tuya...
ResponderEliminarManiel, gracias por leerme y por este poético comentario.
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