domingo, 26 de octubre de 2014

Recordando "Con tus ojos mis ojos"

                 Deja que sacie mi sed y mi hambre de ti
                 aunque sea sólo unos instantes.
                 Creerme satisfecha
                 de tu cuerpo

tu alma y tu verso,
para despertar
hambrienta de ti,
sedienta de nuevo,
pero a tu lado.

Amamántate de mis senos
bebe de mi cáliz
sáciate con mi almíbar.
Arrópate con mi cuerpo
príncipe de la marea
que a mí llegas débil
aterido y asustado,
hermosamente frágil
tras navegar por otros mares
y naufragar en otros brazos.

Regálame al oído gratas palabras,
dame para mis pechos boca
para mi boca saliva
para mi sexo vida,
para evitarme el naufragio
para creerme viva.

Aunque sólo sea un sueño
porque sé que cuando despierte
tú, amor, seguirás en tu presencia
ausente.


viernes, 17 de octubre de 2014

Déjala soñar


Déjala dormir, no la despiertes.
Contempla su sonrisa.
Mira, está soñando.

Son verdes los campos,
de una alegría verde.
Y son blancas las margaritas
que los colman.
Y ella, niña feliz gira y gira,
vuela su falda,
brazos sus alas.
Y gira, gira y gira,
 y vuela.

Déjala dormir, no la despiertes.
Contempla su sonrisa.
Mira,
 está soñando.

La niña dichosa
tendida en el prado,
queda y  satisfecha ,
nombra las nubes:
perro, oso, caballo
vuelan despacio por el cielo.

No la despiertes ahora.
Déjala soñar.
No vaya a perder su sonrisa.
Mejor ámala en silencio.

lunes, 13 de octubre de 2014

Y cómo echo de menos amar como amaba

Y cómo echo de menos amar como amaba,
con la inocencia de una niña
con la sinrazón de una loca
con el hambre de una loba.

Y cómo echo de menos estallar
 en cualquier momento,
de pura alegría, sin motivo
gritar, reír, saltar, correr…
estallar…

Y cómo echo de menos
sorprenderte en las esquinas
de tu  rutina y desbaratarte.
Arrancarte a jirones las mentiras
hasta desnudar tu alma.
Irrumpir en la pesallida de
tu cama para amamantarte.

Y cómo echo de menos
amar como lo hice,


como una loca, como una niña
como un loba.

domingo, 5 de octubre de 2014

QUIZÁS NOS LO IMAGINAMOS TODO

 
 
 
 
Quizás nos lo imaginamos todo.
Nos lo inventamos todo.
Lo soñamos todo.

Y no contemplé ni olí
tu cuerpo cansado,
y no escuche tu verso amoroso,
y no rocé
la herida de tu alma.

Quizás nos lo imaginamos todo.
Nos lo inventamos todo.
Lo soñamos todo.

Acaso no reseguiste
perfiles, apéndices,
cicatrices mías,
con la mirada.
Acaso no te cobijaste
en mis huecos.
Acaso no atendiste
mi susurro de socorro.

Quizás nos lo imaginamos todo.
Nos lo inventamos todo.
Lo soñamos todo.

Dime que no lo hicimos.
Que no nos amamos
con palabra, cuerpo y alma,
para que yo despierte
y salga de este hermoso sueño.

Para que yo despierte
y salga de este hermoso sueño,
dime que todo o nada
nos creímos.
Tan ensimismados en el recuerdo
de lo que nunca tuvimos.
Tan enamorados de Amor
como dos adolescentes.

Para que yo despierte
y salga de este hermoso sueño,
dímelo suave al oído:
Nos lo imaginamos todo.
Nos lo inventamos todo.
Todo lo soñamos.

Y yo saldré de tu sueño
y tu del mío.


jueves, 2 de octubre de 2014

Autobiografía lingüística

Empecé a hablar muy tarde, casi con tres años. No sé si estaba fascinada o aterrorizada por lo que veía, o bloqueada porque quería hablar  de manera perfecta desde la primera palabra. El caso es que por algo un vecino amigo de la familia comentaba: “esta niña es muda”. 

Cuando me decidí  a hablar cogí carrerilla y no paré. Empezaron los castigos y de los primeros que recuerdo fue el de haber sido atada a una silla y amordazada por mi maestra a la tierna edad de cuatro o cinco años, en pre- escolar. Poco a poco aprendí a ser buena y los castigos ya se limitaron a las copias de 100, 200, 500 veces del consabido  “No hablarás en clase”.

En el colegio aprendí francés que era la lengua extranjera que se enseñaba entonces; el catalán estaba prohibido por el régimen dictatorial del momento  y en casa no se hablaba  pues mi madre, asturiana,  nunca lo aprendió y mi padre se avergonzaba de su malísimo catalán (Su madre nunca se lo enseñó pues mi abuelo, gaditano, no quería que se hablara catalán en casa). Yo sabía del catalán por alguna amiga y supongo que porque lo oía aquí y allá en la calle; pero poco más. 

Fue ya en la adolescencia, en los albores de la democracia cuando llegó la tercera lengua para mí, el catalán. En el primer año del instituto  aún no sabía catalán, pero en el instituto “Maragall” ya se oía mucho en los pasillos y en las aulas y cuando había reuniones de estudiantes, discusiones de clase o asambleas, éstas eran en catalán. En alguna reunión de esas se me pidió que hablara en catalán y no sé si fue entonces o más tarde, cuando me llamaron “castellanufa”.  En fin que como consecuencia de eso, lo único que consiguieron es que yo no quisiera hablar catalán. Hasta que en segundo de BUP, lo conocí a él, “ l’home dels ulls blaus” , un catalán de familia catalana, amante de Cataluña, sus tradiciones y su cultura. Me enamoré de él  al instante y aprendí catalán para conquistarlo. No tardé mucho, supongo que porque ya había estado expuesta a muchas horas de este idioma. Al año siguiente empecé a dedicarle poemas de amor escritos en catalán, por supuesto, a base de diccionario pues no tenía ni idea de ortografía. Mi primera profesora de catalán (ya se había legalizado su enseñanza) se enteró, no sé cómo, y me sugirió que le enviara alguno a Miquel Martí i Pol a ver qué opinaba. Este poeta catalán de un corazón inmenso se dignó a leerlos y a escribirme dos cartas hermosísimas en las que me recomendaba, tras haber leído mis poemas en catalán y en castellano (le envié muestras de ambos), que volviera al castellano ya que eran de mejor calidad. También me hizo una gran recomendación que a veces olvido: “nunca quieras contarlo todo en un poema”. No hablo muy bien catalán y lo escribo peor pero me parece una lengua bellísima. Quisiera añadir aquí, que en Asturias (tierra de mi madre) a veces me dicen que tengo acento catalán (¿?)… también que hubo algún asturiano que me llamó despectivamente  “la catalana”. O sea, que me han llamado “catellanuza” y “la catalana” ; ironías de la vida. 

A finales de COU, dos años después, cuando estudié por vez primera algo de literatura catalana y me apasioné por Salvat-Papasseit, me presenté a los Premios de San Jordi. L’home dels ulls blaus me lo había prohibido rotundamente. No quería que compartiera los versos que a él le dedicaba, o le daba vergüenza, no sé… Sé que me sentí aprisionada, amenazada, acorralada y que me rebelé como una fiera y presente mi poema de amor dedicado a l’home dels ulls blaus. Gané el segundo premio. El chico me lo perdonó en seguida pues vino a buscarme ese mismo día con un ramo de margaritas. Sin embargo, nunca dejó de maltratarme, intentando cortarme las alas, acotarme el discurso, bajarme la voz, silenciarme… Cuando se enfadaba se estaba horas sin hablarme… su silencio era el peor de los castigos y él lo sabía… me enfurecía, me volvía loca…

El inglés llegó más tarde, después de un viaje a Londres adonde fui para abortar pues aquí estaba prohibido. En aquel viaje no pude hablar con nadie, a no ser con las enfermeras y médicos que se dirigían en español a las españolas… desafortunadamente éramos unas cuantas. A los dos meses empecé a estudiar inglés en el Instituto de Estudios Norteamericanos. Yo acababa de cumplir 18 años.

Lo demás, ya lo sabéis. Estoy licenciada en Filología Española  e Inglesa, carrera de la cual me enorgullezco especialmente pues yo ya tenía tres hijos y madrugaba un montón para poder hacer las lecturas y los trabajos, aparte de ir a las clases, trabajar y atender a mi familia. Me licencié en 2002.
En el futuro me gustaría aprender italiano y suajili… Pero no de momento; no es el momento. 

Más jueves sobre idiomas en la casa de Juan Carlos